Una obviedad que deberían recordar aquellos demócratas de toda la vida que tanto citan la Carta Magna: por mucho que el PP haya sido la fuerza política más votada, la Constitución sigue vigente en España.
También su artículo 99, que explica cómo se nombra al presidente del Gobierno en una democracia parlamentaria. No logra la investidura el candidato más votado, sino aquel que consigue más apoyos en el Congreso de los Diputados.
Esa persona hoy no es Mariano Rajoy y está por ver que pueda llegar a serlo. Veinte días después de las elecciones, el líder del PP solo ha sido capaz de lograr un voto a favor más allá de sus líneas, el de Coalición Canaria. Y ni siquiera este voto está del todo garantizado.
Mariano Rajoy tiene hoy una mayoría absoluta en su contra no solo porque sea un candidato tóxico, manchado por el dinero negro, la corrupción, los sobres y su “se fuerte” a Luis Bárcenas. Tampoco tiene más respaldos porque no se ha esforzado lo más mínimo en buscarlos.