En Turquía, la administración había comenzado el camino de un laicismo respaldado por los militares hacia un estado religioso, de religión única, con todo lo que de antidemocrático conlleva semejante realidad.
Nunca es un plato de buen gusto ver a los militares "trabajando" en las calles de su propio país, y nunca he sentido una simpatía especial hacia aquellos que se consideran garantes de cualquier cosa por el hecho de tener armas y muchas mas balas que tú.
Pero dicho esto, también prefiero ser dirigido por un militar, por muy militar que sea, que por un religioso que se considere el interprete de lo que tienes que hacer porque sea su Dios quien se lo diga.
Las instituciones tienen que ser democráticas y, en determinadas ocasiones, incluso utilizando vías democráticas pueden dejar de serlo, y por eso, determinadas "medidas correctoras", en momentos puntuales, pueden ser bienvenidas.