Llamativa y curiosa la postura de los distintos países occidentales durante las horas que ha durado el golpe en el país de gobierno islamista.
Todos apoyaban la democracia institucional turca, sin definir si eso implicaba la bienvenida a los que la iban a rescatar o a aquellos que la están destruyendo poco a poco con la implantación progresiva del islam obligatorio, con todas sus consecuencias, en todo su territorio.
Ha ganado la mayoría fanática religiosa que, a una llamada a salir a la calle de su líder político/religioso carismático, desde su fortín, ha realizado utilizando los medios digitales que habitualmente el suele censurar y ha conseguido acabar con el golpe militar.
Seguiremos oyendo que "Alá es grande" y recomendaciones a las mujeres a seguir los preceptos del islam.