ELA y LAB han reclamado el cese del consejero de Empleo, Ángel Toña, como réplica al propósito del Gobierno vasco de dar carta de naturaleza a los convenios sectoriales de eficacia limitada cuando no puedan firmarse acuerdos de eficacia general. En otras palabras, a la posibilidad de que las organizaciones empresariales puedan suscribir con CC OO y UGT convenios de referencia cuando ELA y LAB se resistan al pacto.
La mayoría sindical alega que eso pondría la negociación colectiva en manos de la minoría sindical y, en última instancia, de la patronal. Pero en realidad no sería más que la consecuencia de la aversión que ELA y LAB sienten hacia el diálogo social y hacia la negociación de convenios sectoriales de eficacia general.
Que entre ambas centrales representen a la mayoría de los electores sindicales no significa que defiendan mejor los intereses comunes del conjunto de los trabajadores cuando renuncian a hacerse valer en el marco del diálogo y la transacción.
La arremetida contra el consejero Toña es una salida en falso que banaliza lo que está en juego en las relaciones laborales en Euskadi.
(Editorial de El Correo)