Rajoy sólo seguirá en La Moncloa si, además de los 137 votos de su partido, logra que se den una de estas tres circunstancias.
1.-Que Ciudadanos le apoye y los nacionalistas de CDC, PNV, CC y NC se abstengan.
2.-Que Rivera y los suyos voten ‘sí’ y una parte de la bancada del PSOE se abstenga.
3.-Que todos los grupos del hemiciclo opten por esta última opción, y los 137 ‘síes’ del PP derroten a los 93 ‘noes’ de Unidos Podemos, ERC y EH Bildu.
El marcaje entre los grupos se mantiene y nadie se atreve a moverse de su posición. Ciudadanos porque entiende que se juega su futuro. Otro tanto le ocurre al PSOE. Sabe que Pablo Iglesias espera agazapado a que permita gobernar a Rajoy con la abstención de algunos de los suyos para tener así un latiguillo de reproche político para toda la legislatura. El PNV, porque no desea ‘contaminarse’ con el PP a tres meses de las elecciones vascas.
Si no se fragua en secreto un acuerdo a varias bandas para repartir responsabilidades y reproches, no descarten que la investidura de Rajoy se demore más allá del 5 de agosto. No porque existan razones de interés general, al contrario. Es sólo la pugna interpartidaria la que, otra vez, opera contra el interés general.