Ayer, Ángel Villar, de 67 años, quien fuera jugador del Athletic, seguirá cuatro años más como presidente de la Federación Española de Fútbol.
Por ahora, son casi 30 años en el sillón. Ocho legislaturas consecutivas. Es imposible de creer que durante este tiempo no haya surgido una alternativa democrática con posibilidades.
Tantas décadas solo ayudan a creer que la democracia en esta organización esté, con frecuencia, especialmente subordinada al dinero que se reparte en el negocio deportivo más importante del planeta.
Sin entrar a valorar su gestión, pregunto:
¿Es aceptable esta eterna permanencia en el poder?
¿No es el ejemplo perfecto de la falta de renovación de la sociedad española?
¿No es antiestético?
¿No produce vergüenza?