No hay mejor defensa que un buen tinte es una comedia con “tintes” absurdos y surrealistas, a medio camino entre el sitcom televisivo y el culebrón mejicano y habitada por tres locos personajes que unas veces parecen salidos de una novela de García Márquez y otras de una película de Berlanga.
La obra es parte de una trilogía sobre el secuestro. Las rancheras mejicanas, la venganza, los secuestros y las herencias son temas recurrentes en el autor a partir de los cuales nos sumergimos en un mundo con personajes que son felices víctimas de sus obsesiones y sus miedos.