El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

miércoles, 4 de octubre de 2017

Piqué, las lágrimas, los torpes del PP, frustración y necesidad de cambio de interlocutores.

Piqué seguro que no fue el único al que el domingo a la noche le brotaron las lágrimas. La ineptitud, la ambición y el sectarismo iluminado de unos cuantos ha colocado a todos los demás al borde del precipicio; porque es ahí donde estamos.

Si el Gobierno español --o quien sea que mande ahí-- tenía alguna esperanza de recuperar crédito en Cataluña con una exhibición de autoridad, habrá que darle el Oscar al más torpe de la clase; o al más malintencionado … ¿A quién carajo protegían los que repartían porrazos y empellones a mansalva? Desde luego, ¡qué menos que echarse a llorar! 

Y así estamos; en un debate perverso --y falso-- entre legalidad y legitimidad, con el concepto democracia como arma arrojadiza entre unos y otros, con insultos propios de otras épocas y con muchos ciudadanos --muchísimos-- frustrados, a la intemperie; y asustados, porque todo es susceptible de empeorar. Así que, ¿por qué no dejan paso a otros interlocutores si tanto presumen todos de patriotas? En fin, no creo que se sea ni mal catalán ni mal español por pensar --y sentir-- así.