Que la conversación fuese privada es lo único que la hace interesante. Porque como ya a nadie se le ocurriría hacer estos comentarios en público, es en lo privado, en lo más privado de nuestra masculina (in)consciencia, donde hay que buscar la fuente y la verdad del poder porque hoy ya sólo se es machista sin saberlo. O, mejor dicho, ya sólo se es machista por no reconocerlo.
Salvadó no solo se descojonaba de las mujeres, sino que se burlaba de su propio partido. Y eso sí es motivo de cese en cualquier organización política que se precie.