en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

viernes, 2 de marzo de 2018

“Que piensen lo que quieran. No pretendía ahogarme. Tenía la intención de nadar hasta hundirme, que no es lo mismo”

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Esta es la frase que mejor define la deriva de un Gobierno desarbolado que se resiste a entrar en dique
seco. Navegar no navega, pero aún flota.

Náufrago de sí mismo, incapaz de sacar adelante alguna de sus iniciativas y singularmente los Presupuestos, acorralado por la corrupción, repudiado por sus socios, contestado en las calles y vapuleado en los sondeos, cualquier Ejecutivo normal de un país normal se estaría planteando a estas alturas la fecha de un adelanto electoral, que es como se resuelven en democracia este tipo de situaciones. 

Claro que este país tiene poco de normal y nuestra democracia se asemeja a una escultura de barro en esa fase inicial en la que es únicamente una masa informe de arcilla lista para ser moldeada.