No son las plegarias las que han salvado a muchos ciudadanos, sino los servicios públicos: bomberos, militares y policías que se jugaron la vida para socorrer a la gente, a menudo en condiciones imposibles. El Estado salva vidas, a pesar de las privatizaciones, de las llamadas a bajar impuestos de la derecha o una impúdica campaña digital por la insumisión fiscal dirigida a nuestros jóvenes.
Algo nos enseñó la pandemia, algo que hemos olvidado.
El primer organismo público suprimido por Carlos Mazón tras llegar a presidente de la Generalitat fue la Unidad Valenciana de Emergencias, a finales de noviembre de 2023.
Toda agenda tiene unas consecuencias y la neoliberal, además de obsoleta, amenaza a la población.
Por otra parte, se podían haber evitado miles de desplazamientos innecesarios de aquellos trabajadores no esenciales. Anteponer los beneficios a la vida no es admisible, pero explica los principios que rigen en nuestra sociedad.