Expresiones críticas como el "descrédito" de la jerarquía que causa "dolor y desconcierto" en los creyentes, "infidelidad al Vaticano II", "injusto poder de la curia romana", "nombramientos de obispos al margen de las iglesias locales", "posturas lindantes con la extrema derecha", "incapacidad para escuchar"... son lo suficientemente duras y reveladoras de un estado de opinión que, como mínimo, debería preocupar seriamente a la jerarquía.
Por otra parte, una "gran amiga de mi familia", Paquita Eraso, ha publicado una carta en DEIA, en la que nos dice que estamos dominados, acogotados, por una jerarquía que nos ahoga, pero ha llegado a pensar con esta falta de comunicación, y pide perdón por si ofende a alguien con lo que manifiesta, que quienes han hecho esta carta, en su fuero interno, lo que quieren es ser ellos y ellas solitos y solitas quienes salven esta Iglesia.
Reivindica como miembro de la misma, su derecho a saber y colaborar, si puede y le dejan, a sacarla del caos en el que "entre todos y todas la hemos metido". Y añade: No sé quién dijo que Jesús esperaba el reino pero llegó la Iglesia; ¿será verdad?
Con todo el respeto y el cariño que me merece, y puesto que unos y otros han sacado el tema "fuera de su area de influencia", me siento con el derecho a participar timidamente en el debate con una pequeña reflexión:
En una organización donde desde el principio de los tiempos se reconocen unos y otros como "pastores y ovejas", y donde a los que nos mantenemos voluntariamente fuera nos tildan de "ovejas descarriadas", no me sorprende que los "pastores" sigan deseando mantener ese plus sobre el rebaño, y me sorprende que desde éste haya todavía protestas por no ser tratadas como pastoras que desean ser, pero que reiteradamente les han dicho, por activa y por pasiva, por las buenas y por las malas, directa e indirectamente, que donde hay patrón no manda marinero, que donde hay pastores autoproclamados debe de haber ovejas obedientes y poco cuestionadoras de las decisiones pastoriles y que aparte de asentir y obedecer el espacio de maniobra que les queda es mas bien poco.
Es lo que hay, lo tomas o lo dejas, y poco más.