Si, según los sondeos, la mayoría de los catalanes –y sobre todo los más jóvenes—no están de acuerdo con el referéndum auspiciado por la Generalitat, ¿por qué la sensación es justo la contraria? Los que vivimos en Euskadi, vivimos situaciones "similares" y podemos entenderlo partiendo de nuestra realidad cotidiana.
1.-La verdad es que estar a la contra siempre es fastidioso. Todos queremos ser tolerantes. Pero nadie piensa que van a romper la baraja y a despreciarte de esta manera. Ir con una sonrisa y tocando la bandurria y muy ilusionado no significa tener una bandera moral.
2.-Da miedo enfrentarse a tanta gente que se toma esto de una manera tan emocional. Las multitudes con banderas siempre dan miedo. Y, probablemente, muchos de los que hablan de ilusión y alardean de espíritu cívico, saben perfectamente el efecto amedrentador.
3.-Cuando la propia Administración está dispuesta a saltarse las normas de una manera partidaria sin el menor empacho; es inevitable la sensación de que el que discrepa es clasificado de desafecto.
4.-Los que no opinan como ellos, los nacionalistas radicalizados, ni estan tan cohesionados como ellos ni la lucha contra la independencia es el único objetivo de su vida.
5.-Es una mayoría silenciosa contra una minoría locuaz, muy organizada y muy subvencionada.
6.-Nosotros no tenemos una única respuesta para solucionar el problema y ellos sí: la independencia.
7.-No se trata de una guerra entre Madrid y Barcelona o entre catalanes y españoles, sino entre catalanes. La mitad de Cataluña está oprimiendo a la otra mitad y, además, es una revuelta de una parte importante de la burguesía contra sectores más humildes.
8.-Es verdad que en Euskadi te podían pegar un tiro, pero en Cataluña existe la muerte civil. Te puedes jugar el trabajo. El salir del armario políticamente cuesta. ellos ya han mostrado su verdadero rostro, el de un nacionalismo identitario, supremacista. Quieren ser independientes porque se creen mejores.
9.-Se suele decir que Rajoy es una fábrica de independentistas, pero el argumento se puede también poner del revés: los independentistas son una fábrica de Rajoys en España. No sabe uno qué le parece peor en el argumentarlo secesionista, si la superioridad implícita en que el resto de España ‘no tiene remedio’ o el escaqueo de la responsabilidad compartida.
10.-Nadie piensa que con una minoría y con medias verdades o directamente falsedades, retorciendo conceptos universalmente compartidos como libertad y democracia de una manera burda, se fuera a llegar tan lejos. Pero pasó con Trump y su ‘America great again’ y con el Brexit y su ‘Europa nos roba.
Además, Es evidente que los dirigentes independentistas tienen puestas sus esperanzas en una reacción fallida del Gobierno español: “Puigdemont quiere salir esposado, y es muy difícil no terminar esposando a alguien cuyo objetivo político es ese”. Espero que no se caiga en la trampa.
Quiero confiar en los políticos que buscan soluciones a través del dialogo dispuestos a modificar leyes y constitución en aras del consenso y el acuerdo.
Quiero confiar en los políticos que buscan soluciones a través del dialogo dispuestos a modificar leyes y constitución en aras del consenso y el acuerdo.