Los mapas que se publican en linea con el Instituto Europa de los Pueblos es, tras una segunda lectura, claramente preocupante.
Lo primero que llama la atención es que Alemania aparece siempre expandida, tras absorber Austria y la Suiza germanoparlante. Y a cualquiera que conozca un poco la historia reciente de la vieja Europa debería de preocuparle.
El sueño de una cercana y acogedora Europa de los Pueblos como alternativa a la fría e insolidaria Europa neoliberal de la austeridad y los burócratas, aparece siempre en medio la gran Großdeutschland rodeada de paisitos, poco más que pequeños satélites de un centro claro e indiscutible.
Una Alemania de cerca de 100 millones de habitantes sin contrapeso en la Unión Europea, al quedar fracturadas Francia, Italia, España y Polonia. El caso de España es curioso, porque según algunos debería quedar reducida a Madrid, las dos Castillas, Cantabria, La Rioja, Extremadura y Murcia. Es decir, un país de menos de quince millones de habitantes si dejamos Canarias, que no aparece en los mapas. Esos quince millones son algo menos que los habitantes que tiene ahora Holanda.
Una Europa fragmentada alrededor de una Großdeutschland no sólo sería el sueño húmedo de un nostálgico de la Alemania imperial, sería un desastre que remataría la decadencia de Europa. En una Europa de paisitos, no habría ninguno capaz de poner en pie una división mecanizada o una flota de aviones de transporte estratégico. Tendríamos una colección de ejércitos de juguete condenados a mancomunar capacidades. Sin ningún país con recursos militares estratégicos, los medios comunes se verían infrautilizados ante cada episodio de falta de consensos políticos.