Mario tenía una niña de 5 años cuando lo asesinaron estando solo en su coche. Joxemiel fue condenado por la hazaña a 33 años de cárcel. Antonio tenía una de 9, y Pedro una mujer embarazada cuando una bomba activada a distancia los mató e hirió a otros doce agentes. Joxemiel fue condenado por la gesta a 145 años entre rejas. Julio tenía tres hijos de 11, 8 y 3 cuando lo encerraron en un “ataúd blanco” durante 116 días y extorsionaron durante muchos más. Antonio, con un crío de 5, también sufrió un calvario de 532 noches bajo tierra. Joxemiel fue condenado a tres lustros de prisión por el primer secuestro, a tres décadas por el segundo.
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En la imagen la excarcelación de un preso etarra. El artículo es de Xabi Larrañaga y fue publicado ayer en noticias de Navarra |
Se cree que José Miguel Gaztelu participó en más atentados. Se sabe que lleva un mes en la calle. Y, como el currículum lo merece -tres cadáveres, tres huérfanos, dos tumbas en vida-, al llegar a Bergara lo homenajearon vecinos y varios concejales. Le abrieron un pasillo entre banderas, vítores y bengalas, le bailaron un aurresku de honor, le cantaron unos sentidos bertsos, le regalaron flores orales y reales, y la segunda fuerza municipal le dedicó un tuit navideño -¡Gaztelu vuelve a casa!-. El Prenda igual también.
Para hoy han preparado algo similar en Elizondo, y al parecer a este lado del Misisipi el sarao solo nos asquea a los aguafiestas. Yo ignoro si se debe prohibir, pero al menos debería denunciarse sin vaguedad partidista ni táctica. Pues si la reconciliación consiste en aplaudir a verdugos concretos y recordar a sus víctimas en abstracto, aquí los únicos reconciliados son los pistoleros y su club de fans. En fin, que un día todos dirán que estuvo feo, y así de bonito va quedando el relato.