Obabakoak reúne las apasionantes historias de los habitantes del territorio de Obaba: el profesor de geografía que recuerda su extraña relación amorosa con una chica que sólo conoce en sus cartas, la joven maestra que tiene que aprender a combatir la soledad a lo largo de un frío invierno, la relación de un canónigo con un niño perdido en el bosque, el escritor que da un giro a su vida cuando descubre un detalle asombroso en la ampliación de una vieja foto de la escuela...
Bernardo Atxaga hila con maestría todas estas historias, y las que nos cuentan sus personajes, para celebrar el poder de la palabra: las viejas cartas donde se consignan los secretos y las confesiones más íntimas, los recuerdos, los libros que nos llevan a otros lugares, las frías calles de Hamburgo, los verdes prados de Euskadi, la selva de la Amazonia, y que nos tienden una mano para rescatarnos de la soledad.
Bernardo Atxaga hila con maestría todas estas historias, y las que nos cuentan sus personajes, para celebrar el poder de la palabra: las viejas cartas donde se consignan los secretos y las confesiones más íntimas, los recuerdos, los libros que nos llevan a otros lugares, las frías calles de Hamburgo, los verdes prados de Euskadi, la selva de la Amazonia, y que nos tienden una mano para rescatarnos de la soledad.
Calixto Bieito, uno de los más prestigiosos directores europeos, y actual responsable artístico de este teatro, asume el reto de llevar a escena el aliento poético de esta obra literaria, el libro en euskera de mayor éxito internacional.
En esta adaptación libre de Bieito, los personajes aparecen como paisajes humanos llenos de amor, de deseo, recuerdos, miedos e incertidumbres. Algunas de las escenas relativas al sexo me han parecido gratuitas, "provocadoras" dentro del propio estilo del director.