Yo no quiero participar de este sinvivir que afecta a la ciudadanía y, además, no quiero que modifique mis afectos en relación con Cataluña, o sea, con familiares, amigos, ciudades, pueblos, paisajes, patrimonio histórico, lengua... No quiero cabrearme, deformar mi perspectiva, ni renunciar a mi experiencia con Cataluña.
¿Qué necesidad hay ahora mismo de convertirse en sujeto político como comunidad desgajada de otra comunidad, cuando el sujeto político para mí es el sujeto individual?