Es estúpido creer o decir
que el pueblo no comete errores.
Los comete, y grandes.
El nacionalismo catalán supone
un extraño trastorno de narcisismo,
después de cinco grotescos intentos de independencia.
Coroliano, de Shakespeare,
rescatado ahora como líder del anti-populismo,
dice que, entre la muchedumbre hay uno bueno entre mil .
Piensa que el pueblo ama sin motivo y odia si razón.
"Hubo muchos hombres
a los que el pueblo amó sin saber por qué".
Lo lógico sería que los catalanes
que apostaron por la independencia
hubieran descubierto ya,
roto el embuste verbal de sus dirigentes,
el desastre que han organizado;
pero los siguen apoyando según las encuestas.