en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

sábado, 9 de marzo de 2019

Ilusiones, en el Arriaga.


A través de las historias entrelazadas de dos parejas casadas, Ilusiones revela las paradojas de la pasión y la muerte, la lealtad y la traición, la verdad y la ficción. La obra propone un recorrido vital por la trayectoria de estas dos parejas que intentan, juntas y por separado, encontrar su lugar en el mundo. Aunque a veces este lugar aparezca en sitios tan singulares como el interior de un armario o la superficie de una piedra redonda en el desierto australiano.
Pero no serán ellos mismos los que nos cuenten su propia peripecia vital, sino cuatro narradores de los que nada sabemos y que atrapan sus historias como si fueran ecos de vidas pasadas, realizando una oscura y cómica disección del verdadero amor. Se trata de una comedia existencialista, en la que se puede apreciar el trabajo de actores, actrices y dirección.

La forma de presentar la historia es muy original a través de los cuatro relatores que van contando pasajes de las vidas de Dani, Sandra, Alberto y  Margarita, en aparente desorden, como una conversación entre amigos en la que una anécdota aboca a la siguiente sin estar vinculadas entre si, nunca hay una identificación entre un narrador y ninguno de los personajes de la trama, con cambios continuos; ellas hablan a través de ellos y a la inversa, más allá del género o la edad, ¿quienes son?, ¿quienes nos relatan?, ¿quizás actores ensayando?, ¿que vínculo tienen con los octogenarios cuya historia nos comparten?. 
La historia nos sorprende, si bien la intensidad de la misma es irregular, muy potente en su inicio y bien rematada al final, pero con un ritmo que decae en su parte central, con algunas anécdotas sobre los personajes protagonistas que no consiguen mantener la atención por si mismas, momento en las que bajo el pretexto de descansos para refrescarse, se compone una muy conseguida coreografía protagonizada por una luminosa agua; o números musicales en los que se reciclan materiales de otras producciones.
En definitiva, una arriesgada pirueta que ha afrontado Miguel del Arco con Ilusiones, y que le ha exigido lo mejor de sí mismo para superar la irregularidad del texto original de Viripaev, su dirección es formidable y su talento para aportar propuestas de interés es innegable, aunque a pesar del potente final no elimina de nuestro paladar un cierto sabor amargo.