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viernes, 1 de marzo de 2019

El precio, de Arthur Miller, en el Arriaga.


¿Cual es el precio de nuestra vida?. A esa sugerente pregunta parece dar respuesta Arthur Miller en el texto de su obra El precio a partir de cuatro personajes en cuyos perfiles, cada espectador será capaz de reconocer algunos de sus propios sesgos o comportamientos.
Dos hermanos se reencuentran en el desván de la casa familiar después de 16 años sin hablarse. En breve, la casa debe ser derribada y, Víctor, un humilde policía a punto de retirarse, y su mujer Esther convocan al hermano mayor, Walter, cirujano de éxito, a un encuentro con el tasador para decidir el precio de los viejos muebles familiares.
Hay diferentes precios en la trama, inicialmente el precio del que se habla es el de los viejos muebles que se acumulan en la buhardilla en la que vivió la familia Franz al abandonar el piso que ocuparon hasta el crack bursátil con el que se inició La gran depresión, en negociación de Víctor con el personaje de Gregory Solomon, un nonagenario intermediario y perito tasador en viejos cachivaches. Pero también aparece el preciode la propia libertad del hermano que optó por quedarse a cuidar del padre, renunciando a sus estudios y hobbies; el de la relación con su mujer; el de la elección de los destinos; el de la huida de su hermano para convertirse en exitoso cirujano; el de la renuncia de su madre dejando atrás su carrera musical; el del abandono de su padre respecto su propia vida, anclado a su pasado sin luchar por su futuro, etc.
Porque de alguna forma todo en la vida de los protagonistas de esta trama, como en la vida de todos nosotros, tiene un precio. Cualquier elección lo tiene, aunque no seamos conscientes de ello al tomarlas.
Arthur Miller tiene una obsesión que convierte en don de forma magistral: radiografiar lo más íntimo del ser humano. Como un cirujano, trepana con delicadeza en el más recóndito de los pliegues más escondidos de nuestras decisiones vitales, enseñando aquello más profundo y revelador de forma inexorable. Y como en un espejo nos vemos reflectados de una manera u otra, intentando digerir el porqué de todo.