en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

miércoles, 21 de agosto de 2019

La reforma controlada de un sistema con treinta años de rendimiento aceptable parece un capital político que las izquierdas podrían exprimir tanto en clave nacional como europea

EVA VÁZQUEZ elpais.com//Jordi Gracia
La solución política de Cataluña será indefendible si se percibe como una concesión o una claudicación del Estado, pero una redefinición del sistema autonómico puede ayudar a asimilar la nueva realidad política sin traumas ni dramatismos patrióticos impostados. El motor o la causa eficiente habría sido Cataluña, pero la finalidad de esa reforma no puede ni debe ser apaciguar al independentismo. En realidad, es al revés: las demandas reformistas de otras autonomías son numerosas y consistentes, y algunas de ellas parecidas a las de Cataluña. Aunque el independentismo siga peleando legítimamente por sus afanes, y pelee a su vez en sentido contrario el reaccionarismo españoleador, la reforma controlada de un sistema con 30 años de rendimiento aceptable parece un capital político que las izquierdas podrían exprimir tanto en clave nacional como europea.
La probabilísima inhibición del País Vasco pondría de su parte la moderación preventiva y hasta conciliadora de quienes no quieren comprometer su privilegiada situación: ni proclives a la tensión rupturista ni a la pusilanimidad reformista. La oportunidad de un Gobierno de izquierdas en cualquiera de sus versiones parece verdaderamente única, si algún día leva anclas por fin.