La Unión Europea debería quitarle al Gobierno y a la televisión israelíes la posibilidad de usar a sus cantantes
para blanquear su imagen y proyectar al mundo un país moderno, inclusivo, tolerante y progresista.

martes, 24 de marzo de 2020

El Rey, el cortafuegos reputacional, corrupción, transparencia y memoria.

El discurso del miércoles pasado fue incomprensible para muchos ciudadanos de toda España, indignados con episodios poco claros vinculados a Juan Carlos I, casos que la Fiscalía Anticorrupción puede acabar persiguiendo. 

La teoría del cortafuegos reputacional apunta que las decisiones de Felipe VI sobre su padre aseguran la continuidad de la institución y demuestran su ejemplaridad. Pero el cortafuegos sólo puede funcionar –eso no se remarca lo bastante– con transparencia máxima, y eso significa –sobre todo– luz y taquígrafos en las Cortes. 

Como ha escrito Évole, cuando pase la pandemia “nos tendremos que enfrentar a una verdad incómoda”.


¿Los españoles que han hecho sonar las cacerolas continuarán enfadados con la monarquía o habrán olvidado todo este show? ¿La memoria de este malestar será débil o será fuerte? Nadie lo sabe.

Confiémos en la memoria.

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