El alto, el fuego en Gaza, que de momento parece estarse manteniendo no tiene detrás un proceso ni mecanismos para prevenir ataques y avances, israelíes, ni para forzar al ejército israelí a retirarse.
Mientras Trump habla del éxito del plan de paz, los israelíes mantienen los dedos en los gatillos de armas que siguen apuntadas a la población civil de Gaza. (martin.gak)

jueves, 21 de enero de 2021

Trump ha hecho tanto daño que cualquier persona,
recta, civilizada y dialogante nos hubiese parecido
una alternativa maravillosa y digna del cargo.

Joe Biden juró el cargo de presidente en las escalinatas del Capitolio de Washington al que llegó como un prometedor senador en 1973, el año que el almirante Carrero Blanco voló en Madrid y Brezniev gobernaba la Unión Soviética. Es decir, hace muchos años, los suficientes como para haber perdido toda esperanza de alcanzar la Casa Blanca.

 Sin embargo, Joe Biden es hoy el presidente de Estados Unidos llamado a cerrar divisiones. ¿Cómo? Con las virtudes morales de la tolerancia, el respeto y la reconciliación, según su dicurso inaugural, el más importante de su carrera.

Donald Trump ha hecho tanto daño a la presidencia de Estados Unidos que cualquier hombre o mujer, recto, civilizado y dialogante nos hubiese parecido una alternativa maravillosa y digna del cargo. Lo importante en la toma de posesión frente al Capitolio terminó siendo la cortesía, la civilización, los valores perdidos más que el discurso en sí, un sermón cargado de palabras bonitas y llamamientos a la unidad.