A las puertas de la tercera ola, nadie puede entender que de las 718.575 dosis distribuidas de la vacuna para COVID-19 únicamente se hayan administrado 82.834, lo que supone menos del 12% del total.
La falta de planificación, la pésima gestión de los recursos y los intereses mercantilistas con las privatizaciones llamando a la puerta se encuentran detrás de tamaña barbaridad, mientras el ministro de Sanidad, Salvador Illa, se limita a alabar el buen hacer de las Comunidades Autónomas en general.
Poco márgen de maniobra le queda, la verdad.
Poco márgen de maniobra le queda, la verdad.
El dinero que se destine a privatizar los procesos de vacunación no cubre la dispensación de las vacunas, sino que en realidad representa una parte del coste de la ineptitud y de la desidia de esos gobernantes.