El mundo ha alcanzado la escalofriante cifra de los cien millones de contagios. Los ha superado un año después del inicio de la pandemia. Aquí el goteo diario es incesante y preocupante, agravado por la amenaza de la cepa británica que ya advierte Sanidad que se va a traducir en más hospitalizaciones y más muertes.
Nuestro espejo es el Reino Unido y allí el efecto de esta cepa ha sido devastador.
Y dicho y asumido todo esto, observamos cómo cada fin de semana grupos de personas, desoyendo, avisos, recomendaciones y/o leyes promulgadas por nuestras autoridades se lo pasan todo por el arco del triunfo ... ... gratuitamente.
¿O alguien es capaz de informar de las multas y consecuencias de actos como el que acontecieron en Derio semanas atrás?
Por otra parte, parece que en Euskadi hay que añadir a aquellos que, hasta ahora acostumbrados a quedar contenedores o poner barricadas por supuestos motivos altamente revolucionarios, sus antiguos líderes se muestran incapaces de condenar sus acciones por miedo a perder su posición de mando.
Nuestro espejo es el Reino Unido y allí el efecto de esta cepa ha sido devastador.
Y dicho y asumido todo esto, observamos cómo cada fin de semana grupos de personas, desoyendo, avisos, recomendaciones y/o leyes promulgadas por nuestras autoridades se lo pasan todo por el arco del triunfo ... ... gratuitamente.
¿O alguien es capaz de informar de las multas y consecuencias de actos como el que acontecieron en Derio semanas atrás?
Por otra parte, parece que en Euskadi hay que añadir a aquellos que, hasta ahora acostumbrados a quedar contenedores o poner barricadas por supuestos motivos altamente revolucionarios, sus antiguos líderes se muestran incapaces de condenar sus acciones por miedo a perder su posición de mando.
Y así podemos ver a Arnaldo Otegi condenando a la Administración vasca por sus acciones o inacciones ante la pandemia y, por otra parte, incapaz de denunciar las acciones de quienes se muestran insolidarios, provocadores nocturnos, violentos destructores de lo público, y todo ello por miedo a perder una parte de sus propios "seguidores".