El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

viernes, 29 de enero de 2021

El filósofo sanitario. Dejemos que nos gobiernen los que saben pensar y, por su formación, están más capacitados para fijar objetivos y decidir.

Muchos se sorprendieron en su día de que para dirigir el Ministerio de Sanidad fuera nombrado no un médico, sino un filósofo, Salvador Illa, que acaba de cesar en sus funciones para encabezar la candidatura del PSC a las elecciones catalanas del 14 de febrero. Es curioso: esos mismos no se asombraron cuando algunos de los anteriores ministros de Sanidad no tenían la licenciatura en Medicina o, incluiso, ninguna otra. Los últimos ministros de Sanidad del PP han sido Celia Villalobos (ningún título académico para los cargos que ostentó), Dolors Montserrat (Derecho), Alfonso Alonso (Filología y Derecho), Ana Mato (Políticas y Sociología) y Ana Pastor (Medicina).

¿Por qué un filósofo al frente del Ministerio de Sanidad? ¿Y por qué no? ¿Quién es el más competente para dirigir una empresa? Un ingeniero, un matemático, un economista, un psicólogo o un filósofo. Quien tenga más capacidad de coordinar, saber dirigir. En Estados Unidos hay grandes empresas dirigidas por filósofos, psicólogos y matemáticos. Por su formación académica son mentes especialmente capacitadas para marcar objetivos, planificar, organizar, motivar y decidir. Son más flexibles para captar aspectos globales fuera de un campo concreto. Ese es el buen dirigente, el coordinador de especialistas. Para Aristóteles la política debería ser la aplicación de la filosofía a la polis, pues la filosofía se desarrolla en un tiempo y un espacio concretos. «Saber mucho da ocasión a dudar más», dice Montaigne.
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