Entre otras muchas cosas que nos dejado a la vista en nuestra vida cotidiana esta pandemia es la importancia de la hostelería para cualquier paseante que en sus salidas, además de beber, necesita "desbeber" y de paso, tomarte, por ejemplo, un amaiketako.
Siempre hablamos de las personas mayores, pero es la población en general la que tiene esa necesidad fisiológica. Unas personas más que otras, pero todas antes o después lo necesitamos hacer.
En Bilbao, hay que reconocer que la situación de estos urinarios en lugares estratégicos permite pasear a la población sin miedo a que sus vegigas les recuerden que están llenas y con ganas de evacuar.
Pero en muchos municipios pequeños, como en Sopelana, con los bares cerrados no hay alternativa. Y lo más grave es que la hubo y el actual alcalde sabe bastante del tema.
Pues nada. ¡Ánimo!
A ver si volvemos a disponer de ellos.