Para las fuerzas progresistas europeas
y a pesar del triunfo electoral de hace dos meses,
lo de Macrón es un chasco y una decepción más.
Como ya hemos recordado otras veces:
En Italia y en Hungría dirigen el gobierno partidos de extrema derecha.
En los Países Bajos el partido mayoritario en el gobierno es el ultraderechista Partido por la Libertad de Geert Wilder.
La extrema derecha participa también, como socio minoritario, en los gobiernos de Croacia, Eslovaquia y Finlandia, y presta apoyo parlamentario al de Suecia.
Ni siquiera se puede descartar que, tras las elecciones legislativas de 2025 en Alemania, la extrema derecha AfD consiga responsabilidades directas o indirectas de gobierno, apoyando a la CDU/CSU que será la probable ganadora.
Y ahora en Francia, Macron opta por un gobierno que necesariamente necesitará contar en el parlamento con el voto del partido de Le Pen.
En España, Feijóo, con el apoyo de Vox, aporrea la puerta de La Moncloa.
Con este panorama, nos espera un final de década muy preocupante en la UE, y es evidente que la decisión tomada el jueves por el presidente Macron puede propiciar un paso más en esa dirección, precisamente en el país que, desde la revolución francesa, ha representado para Europa y para el mundo el símbolo de las libertades y los derechos humanos.
y a pesar del triunfo electoral de hace dos meses,
lo de Macrón es un chasco y una decepción más.
Como ya hemos recordado otras veces:
En Italia y en Hungría dirigen el gobierno partidos de extrema derecha.
En los Países Bajos el partido mayoritario en el gobierno es el ultraderechista Partido por la Libertad de Geert Wilder.
La extrema derecha participa también, como socio minoritario, en los gobiernos de Croacia, Eslovaquia y Finlandia, y presta apoyo parlamentario al de Suecia.
Ni siquiera se puede descartar que, tras las elecciones legislativas de 2025 en Alemania, la extrema derecha AfD consiga responsabilidades directas o indirectas de gobierno, apoyando a la CDU/CSU que será la probable ganadora.
Y ahora en Francia, Macron opta por un gobierno que necesariamente necesitará contar en el parlamento con el voto del partido de Le Pen.
En España, Feijóo, con el apoyo de Vox, aporrea la puerta de La Moncloa.
Con este panorama, nos espera un final de década muy preocupante en la UE, y es evidente que la decisión tomada el jueves por el presidente Macron puede propiciar un paso más en esa dirección, precisamente en el país que, desde la revolución francesa, ha representado para Europa y para el mundo el símbolo de las libertades y los derechos humanos.