El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

miércoles, 18 de septiembre de 2024

La anarquía de Bakunin
y el anarcocapitalismo de Milei.

La anarquía se suele definir como “ausencia de poder público”, y, también, como “desconcierto, incoherencia y barullo”. Pero políticamente, sería la expresión más depurada del orden y la paz social y de la verdadera libertad, que consistiría en la realización de todas las posibilidades y proyectos del individuo.

Resulta doloroso ver cómo, recientemente, los sectores más radicales del capitalismo salvaje intentan apropiarse si no del fondo, al menos del nombre de este movimiento y se muestran partidarios de reducir el papel del Estado como controlador de las relaciones económicas y sociales. ¿Qué pensaría Bakunin de estos granujas que han subvertido su ideal?

La mejor prueba de que el Estado de las llamadas democracias liberales, con todos sus actuales defectos, limitaciones y sesgos antidemocráticos, es bueno para la gente del común, es que los poderosos quieren acabar con él, porque cualquier poder democrático, –por débil que sea– estorba los planes de los saqueadores, es el único obstáculo que queda para limitar su ambición.

Hoy en día, el Estado nacional, con todas sus limitaciones, sigue siendo la única instancia de protección de los intereses comunes frente a los particulares de los individuos o de las empresas, incluidas las multinacionales.

Y solo queda optar entre una de las dos vías que se nos presentan. En nuestro voto está el favorecer una u otra opción.