Parece que el Lehendakari empieza a sufrir las consecuencias de la disputa política de primer orden que tiene revueltas a las diputaciones de Álava y, sobre todo, de Gipuzkoa.
La petición implícita de que no interfieran en unas gestiones en las que parece ser que tienen voz pero no voto, y que entiendan que la decisión última la tomarán el Ministerio de Transportes y los gobiernos vasco y navarro no les ha gustado nada a las máximas autoridades de los TT.HH..
Es lo que tiene "alimentar" tantas instituciones que al tener que aparentar ser muy importantes, intentan quitar el protagonismo a las verdaderamente significativas. Le deseo suerte en el intento.