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Solo en un país desestructurado en lo fundamental, a pesar de las décadas de democracia, con mafias, en este caso deportivas, campeando y amenazando con total impunidad, con una administración, en este caso también deportiva, que ha hecho dejación de sus obligaciones y que "por la paz una ave maria" ha permitido y claudicado ante radicales dejándoles actuar a su antojo, con unos profesionales totalmente mimados y sobrevalorados como motivo de una incorrecta interpretación de unas costumbres deportivas subjetivas y cuestionables, pueden concurrir semejantes actuaciones.
Ni que decir que fuera del País se están "partiendo el culo" de risa ante semejante esperpento y que con estas trifulcas estamos recordando a los palestinos en la película de "La vida de Brian".
En cualquier caso, si la situación es ridícula, ceder ante los chantajistas sería el colmo de la estupidez y de la desvergüenza. Y aunque a veces de ganas de mandarlo todo a la mierda es el momento de poner a cada uno en su sitio y de demostrar quien manda. Sin duda así será, pero igual nos llevamos una sorpresa.