Desde las experiencias anteriores que hemos tenido en el PNV, no podemos vivir con el riesgo de mezclar paz con normalización política y pensar que la normalización política puede estar tutelada por las amenazas, chantajes o extorsiones de quien utiliza el ropaje político-ideológico abertzale para determinados fines que no compartimos.
Son palabras que comparto plenamente y que han salido de la boca del presidente del partido. Además, ha señalado que quienes ponen bombas no se diferencian de los que se alzaron en 1936. Aunque sean ellos quienes acusen a los demás de gestionar legados franquistas. Evidentemente. Y los que les apoyan, no les condenan o acceden a sus triquiñuelas por acojono, por una u otra razón, tampoco.