El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

sábado, 13 de diciembre de 2008

La vuelta, los vascos, el Sunsunkorda y la avestruz

Ayer pudimos leer en la prensa que los todavía socios en el Gobierno, junto con EHAK, votaron para no pedir a los organizadores que la Vuelta ciclista pase por aquí.

Cuando todo el mundo en general se mata por conseguir eventos deportivos en su territorio, van nuestros representantes y no solo no hacen ningún esfuerzo por traerlo sino que encima ponen obstáculos para que así sea. Cualquiera que lo observe a media distancia dirá, con cierta razón que "estos vascos son un poco raros".

Recuerdo cuando el Tour de Francia inicio su ronda en Donostia y todos estábamos encantados de que así fuera. Recuerdo cuando el Tour femenino, en la época en la que nuestra ciclista de lujo estaba en la cresta de la ola, se inició en Bilbao y atravesó Sopelana un domingo a las cuatro de la tarde, y tuvimos que asar una vaca en pleno mercado medieval para ayudar a aguantar el apetito a la cantidad de gente que, pese a la hora, quería quedarse para ver en directo tan excelente encuentro deportivo. Lógicamente, no recuerdo a nadie protestar por la organización en nuestra geografía de semejantes eventos.

¡¡Cuántos eventos deportivos y culturales perdemos el culo por organizar y pagamos una pasta por traerlos hasta nuestra geografía para que sus diferentes adeptos coloquen a nuestro país en su mapa mental!!

Podemos traer al Sunsunkorda, y gastarnos una pasta por ello, nuestros ciclistas pueden rodar hasta el culo del mundo, pero nosotros, que somos "la hostia", no podemos traer la Vuelta porque sería "ayudar a españolizar nuestra noble patria". Ridículo desde cualquier punto de vista.

Yo creo que aparte de los "cuatro o cinco" que se lo pueden creer y que realmente no me preocupan, ¡Allá ellos con sus filias y sus fobias!, lo que me disgusta es intentar camuflar nuestros sentimientos tal vez ante la incapacidad de poder asegurar su correcto discurrir por nuestras calles sin que ningún energúmeno boicotee las etapas y nos deje aun en mayor ridículo.
Tal vez sea ese el problema y, desde luego, la solución no está en votar con ellos el rechazo a los mismos porque así no solucionamos el tema, sino que escondemos la cabeza, aplazamos cualquier solución y actuamos como la pobre avestruz.