Comentan en el blog de Aberriberri que, uno que ha madurado sabe que a lo que se tenga que llegar se llegará partiendo de lo que hay.
Para progresar en la reorganización política de la peninsula en la linea que a nosotros nos interesa, la Carta Magna dispone de los instrumentos que necesitamos para ello:
Está el mecanismo del 145.2. de la Constitución y cabría pensar además en una supresión de la prohibición de federación entre comunidades autónomas sin perder su actual entidad para lo cual bastaría con modificar el actual 145.1 de la CE que facilitaría que algunas de las actuales autonomías puedan avanzar hacía una cooperación permanente de largo alcance que les permitan la creación de unos organismos comunes tipificados. Tal vez así algún día fuéramos capaces de conformar, en la línea del Nuevo Estatuto Político, y de la filosofía de Galeuscat, un verdadero Estado Plurinacional, con esos 5 componentes diferenciados de la realidad política del Estado Español y que el centralismo jacobino lucha denostadamente por combatir.
Que nos quede claro una cosa: nuestro problema no es la falta de instrumentos para conseguir lo que queremos, si no la falta de una correlación de fuerzas que pudiese inclinar el balance a nuestro favor. En lugar de quedarnos como los tontos mirando al dedo, al instrumental de nuestro entorno, miremos al bosque y trabajemos por cambiar la correlación de fuerzas actual, haciendo país entre todos los que esten dispuestos.
Yo, en su día, hace hoy treinta años, voté en contra, porque estaba de acuerdo con aquel slogan que decía "Konstituzio honi, ez". Después, años mas tardes, ya manifesté en una de mis fases anteriores de mi vida política que, dada la correlación de fuerzas existentes en ese momento, lo mejor era dar un "sí inequívoco a la Constitución", y luchar, desde dentro, por modificarla. Y en ello estoy. En ello sigo y seguiré. Aceptándola como está, y con intención, desde dentro, de modificar los apartados que permitan que Euskadi encaje como tal cómodamente entre sus vecinos.