en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Que cada militar, y civil, disfrute de su religión en el ámbito privado. ¿Tan dificil es?

Hoy, el día de la Inmaculada Concepción, el día donde la Iglesia católica somete a la máxima prueba de fe a sus feligreses, me apetece realizar una pequeña reflexión sobre la relación Iglesia Estado.

Hace unos 25 años en una isla del archipielago del continente africano frente a Marruecos. Entra el sargento de turno un domingo a eso de las 10:40 en el cuartel. Pone firmes a los soldades y dice:
-Soldados, los que vayan a a acudir a la Santa Misa, un paso al frente, ¡ar!.
Del centenar de soldaditos, excepto ocho o nueve todos lo hacen.
-Media vualta ¡ar! En marcha, ¡ar! El resto, coger las fregonas y a limpiar la unidad. ¡ar!

A la semana siguiente, la unanimidad a la hora de dar el paso al frente fue total.Una cosa es defender tu opinión y otra hacer el gilipollas entre militares. Si creen que así hacen adeptos, ...

En pleno debate sobre la pertinencia del crucifijo en la jura de altos cargos púlicos, los símbolos y actos religiosos gozan de una incuestionada omnipresencia en las Fuerzas Armadas.

Los militares participan en actos religiosos e incluso tienen su propia circunscripción eclesiástica: el arzobispado castrense. Hoy hay 69 capellanes en las Fuerzas Armadas. El nuevo arzobispo castrense tiene categoría de general de división.

No debería de llamar la atención el solicitar que cada militar disfrute de su religión en el ámbito privado. La libertad religiosa cuando menos, queda en entredicho ante la realidad del nexo entre Ejército y religión. Es un marco claramente enrarecido y desgraciadamente, podemos afirmar que constitucionalmente este país todavía no ha avanzado suficientemente en la aconfesionalidad del Estado. Sigue habiendo ámbitos e instituciones del Estado con signos ostensibles de identificación con la religión católica, y eso es claramente aplicable a las Fuerzas Armadas. Un acto militar no puede empezar con una misa.

Una absoluta contradicción que en un Estado que se dice aconfesional, y en sus instituciones, como lo es su Ejército, haya ese grado de adoctrinamiento religioso.

Texto recogido parcialmente de un artículo de EL PAIS.