El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

lunes, 16 de julio de 2012

11-Huida al norte

Cada día laborable
un capítulo (11/35)
Pedro se despertó con resaca el día siguiente. Abrió los ojos  pasadas las ocho de la mañana, se levantó, fue a la cocina y bebió agua. Luego volvió a la cama, pero no pudo retomar el sueño. 

Permaneció unos minutos con los ojos cerrados, intentando acomodar su cabeza para  que las molestias desaparecieran. No hubo éxito. La inestabilidad permanecía. Decidió abandonar la cama, darse una ducha y prepararse un café. La sensación seguía siendo similar. 

Se enfadó consigo mismo porque no era la primera vez que sufría una resaca semejante. La culpa del dolor de cabeza se la echaba a los lingotazos de ron que bebió durante la larga sobremesa y a las cuatro caladas que dio al canuto que le pasó Nordin. Vino, solo vino, se había dicho mil veces cuando asistía a una cena con amigos o compañeros de trabajo. Y cuando hacía caso a sus propios consejos las mañanas amanecían sin molestias. Sin embargo, por algunas razones incomprensibles, en ocasiones desatendía a la voz de la experiencia y se aventuraba con licores de graduaciones superiores a los cuarenta grados que se cobraban luego molestos dolores de cabeza que se prolongaban durante varias horas.