Cuando paseamos entre frutales, a veces, nos pasa que vemos un fruto colgado del árbol, con muy buen aspecto, se te comienzan a segregar los jugos gástricos y empiezas a deleitarte mentalmente con los exquisitos momentos que piensas pasar en breves segundos. Pero según te acercar, la observas más detenidamente o entras en contacto con ella concluyes sin lugar a dudas, que la fruta en cuestión aun no está madura, debe de seguir esperando su turno y tú te quedas sin ese placer gastronómico.
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| El portavoz de Amaiur Mikel Errekondo, en la Cámara Baja. /Efe /EL CORREO |
Algo similar sentimos los demócratas cuando hoy vemos y escuchamos a los representantes del movimiento radical vasco recientemente legalizado respondiendo escurridizamente a las preguntas que le hacían posicionarse nitidamente ante el asesinato cometido hoy hace quince años por la organización terrorista.
Si tanto les cuesta decir claramente que lo de Miguel Angel Blanco fue un asesinato absolutamente lamentable, reprobable y condenable es que, al igual que la fruta del árbol del párrafo anterior, no están maduros democráticamente y, por lo tanto, el resto de los demócratas, deberíamos de actuar en consecuencia.
