Ajeno a las polémicas, a las de dentro y las de fuera, fiel a su estilo, Mariano Rajoy se va a la Eurocopa, otra vez. Dice el presidente del Gobierno que es importante estar con la Selección española, porque está haciendo un esfuerzo muy grande y un gran trabajo. "Mi obligación es estar en la final apoyando a la Selección como representante de todos los españoles", alegó. En realidad, lo que creo es que necesita más que nadie la foto de la victoria y mezclarse por una vez entre ganadores y noticias en positivo.
Mientras, aquí en el país, una parte de los ciudadanos y fuerzas políticas polemizan sobre si las primas de los futbolistas, en el caso de una victoria, deberían ser declaradas al fisco en España y hasta van un poco más allá: si deberían donarla a causas sociales.
Afuera, se cuestiona que un presidente democrático acuda a Ucrania, donde compartirá el palco con Alexandr Lukashenko, mandatario de Bielorrusia, considerado como el “último dictador de Europa”, y además, ignore la situación de la exjefa de Gobierno de Ucrania, Yulia Timoshenko, actualmente en prisión.