Voto por Maduro.
Si gana el chavismo, tendría que gestionar la presente ruina sin poder culpar a nadie.
www.eleccionesvenezuela.com Texto de Gabriel Tortelle en elpais.com |
El caso paradigmático es el de uno de los mayores caudillos latinoamericanos, el llorado presidente de Argentina Juan Domingo Perón. Los paralelismos, incluso biográficos, entre Chávez y Perón son interesantes. Ambos militares, de orígenes modestos, ambos participantes en golpes de Estado antes de ser elegidos, ambos encarcelados y posteriormente liberados de manera extrajudicial, los dos cambiaron de táctica y decidieron postularse candidatos en elecciones democráticas, que ganaron.
Una vez en el poder, utilizaron todos los resortes del cargo para mantenerse en él; siguieron celebrando elecciones formalmente libres, pero mediatizadas por la utilización de todas las ventajas que otorga el control del Estado: manejo de los medios de comunicación, acceso a recursos económicos abundantes, intimidación de los opositores y, si fuere necesario, recurso al pucherazo. Perón y Chávez ganaron así varias elecciones, basándose en estos métodos y también en una popularidad indiscutible, debida a su carisma personal y a unas políticas populistas redistributivas que fueron posibles porque ambos tuvieron la fortuna de presidir sus países en épocas de bonanza económica.
Si la elección la ganara Henrique Capriles, el jefe de la oposición, la situación se tornaría contra su Gobierno. Su victoria sería por la mínima, y se enfrentaría a un chavismo desesperado y unido, trabajando desde el primer día para hacer fracasar al Gobierno. La oposición, por su parte, es un conglomerado de partidos que, ante las enormes dificultades que hallaría en el poder, tendería a dividirse. El desprestigio de este Gobierno sería muy rápido, mientras que la reputación del chavismo se acrecentaría a los ojos del pueblo, como el recuerdo del héroe muerto.
Por el contrario, de ganar Maduro, sería el chavismo quien tendría que apechugar con la presente ruina sin poder echarle la culpa a nadie. El único peligro para la democracia sería que Maduro intentara mantenerse en el poder recurriendo a la fuerza e implantando una dictadura. Pero eso sería su suicidio político.
En definitiva, es más justo y conveniente que sean los chavistas quienes administren la fatal herencia de su caudillo. Venezolanos: votad a Maduro.