El primer gran reto del bonachón Francisco quizá sea él mismo. Sus cercanos ochenta años han de pesar muy mucho en su labor: cansancio vital, criterios anquilosados (dirán que firmes y seguros, pero...), referencias vitales cercenadas (familiares, allegados, amigos íntimos), conformismo inherente a la edad (para qué cambiar si yo no lo voy a ver)...
Todos cuantos lo han elegido pertenecen al estamento gerontocrático que huye como de la peste de cuanto signifique cambio, variación de hábitos y costumbres, saltos al vacío y crisis provocadas. No es probable que las cosas cambien sino en los detalles. Cuando Francisco era Jorge Mario --o cuando Pío era Pacelli-- la autoridad del Estado seguía viniendo de Dios: hay que pactar con ella, hay que contemporizar, hay que sugerir pero nunca exigir; enfrentarse a ella es provocar mayores cataclismos.
Es fácil clamar contra Cristina Kirchner por aspectos de la vida no vitales --matrimonio homosexual-- pero resultaba en exceso embarazoso, e improductivo, pedir el "hábeas corpus" en el avispero dictatorial anterior.
Tendrá "detalles" personales --ya han exaltado hasta el paroxismo su viaje en autobús, el pagar su cuenta de pensión-- pero unas gotas en el desierto de Aracama no dan para cambiar su paisaje yermo e inhóspito. Y el Vaticano se parece en empuje, vitalidad, alegría vital... al desierto de Aracama.
Se habla de un nuevo Juan XXIII, olvidando que su Vaticano II fue el inicio de la caída en picado de feligreses, hacia dentro y hacia fuera, de la Iglesia Católica: seminarios que se iban quedando vacíos, deserción del rito que se tornó vulgar y zarzuelero, teologías de la liberación que propugnaron marxismos minimizados, curas obreros, monjas de peluquería, doctrinario documental exhuberante que nada transmitía a la gente...
Y, como era de suponer, el bandazo de JP-2 fue de órdago, quedándose para sí con el populismo, la exhibición, el festejo, el folklore de lo sacro, el turismo místico... Cuánta razón tenía quien dijo que JP-2 llenó las plazas pero vació las iglesias. Algo similar a lo que Don Rouco pretende en Madrid, dando a entender que la Pza. de Colón se queda pequeña cuando la religiosidad aparece en la calle. Para lo mismo, la Iglesia necesitaría un San Chávez y no un Bergoglio ("bergollo"). Le iría mejor.
¿Y qué puede hacer la Iglesia Católica para renovarse? Ah, "doctores tiene la Santa Madre Iglesia que te sabrán responder". Yo sólo digo que no es de recibo exhibirse como sucesores de quienes apenas si tenían sandalias para el camino haciendo ostentación de tal boato, parafernalia, fumarolas, techumbres, artesonados, columnatas, basílicas, frescos, cúpulas y cosmatescos como se ven para gloria y honor del beatífico Francisco. No se olvide que la ostentación conlleva necesariamente el conservadurismo y la intolerancia.
Hasta aquí recogido del blog Humanismo sin credos.
Por otra parte, según cuentan Asier y Javier, de "humor grágico", así deben de andar por los cielos:
Por otra parte, según cuentan Asier y Javier, de "humor grágico", así deben de andar por los cielos:
Y una última reflexión:
Ayer se les vio juntos a los dos Papas.
¿Se imaginan ustedes que por motivos similares a los que expuso el actual Papa emérito y, visto lo visto, el actual decida también volcarse en la oración y el retiro espiritual y así evitar un "accidente"?
Ayer se les vio juntos a los dos Papas.
¿Se imaginan ustedes que por motivos similares a los que expuso el actual Papa emérito y, visto lo visto, el actual decida también volcarse en la oración y el retiro espiritual y así evitar un "accidente"?
¿Podría el Vaticano aceptar un nuevo cónclave y coexistir en sus estructuras terrenales con tres Papas, dos de ellos eméritos?