En la mañana de ayer, Domingo de Ramos, la city política era un enorme rumor: ETA anunciará en breve el abandono definitivo de las armas, su entrega parcial, y hará pública su decisión de poner doble candado a sus fechorías terroristas de antaño.
La sociedad española, su democracia (imperfecta, sin duda, pero democracia al fin y al cabo) lleva mucho tiempo esperando una noticia de ese cariz que vendría a sustanciar la victoria de esa democracia frente aquellos que utilizaron las pistolas, las bombas y la violencia ciega e irracional para intentar conseguir sus objetivos.
Los etarras son terroristas pero no son tontos. Saben que aquella vía que se ha costado la friolera de casi mil víctimas y ha dejado en la cuneta muchos más miles de afectados no podía seguir ni un segundo más. Además, ahora recurren a los tribunales de Luxemburgo y Estrasburgo y parece un contra/Dios que mientras exigen justicia sigan llevando la pistola en la otra mano.
Si el Estado democrático gana quiere ello decir que los terroristas pierden. Esto es lo sustancial -insisto si el anuncio de entregar las armas se llevara a cabo porque parece que los dirigentes etarras ya han grabado un vídeo al respecto- en una hora histórica. Es muy importante sustanciar que la democracia ha derrotado a la irracionalidad y al fascismo armado.