Hasta ahora conocía y tenía archivados a los que practican un nacionalismo más o menos folclórico: los del Kaiku, los de "Egunon" y "Agur" y resto en castellano, los de esquela en DEIA y nunca en El Correo, aunque lo lean a escondidas, los que boicoteaban la "ETB" de Lopez y se hartaban de ver Tele5, y un largo etc ... entre curioso y divertido.
Estos últimos tiempos hemos podido conocer un nuevo campo que encanta al nacionalismo folclórico y tira por tierra cualquier trabajo de los que supone tiempo y esfuerzo. El nacionalismo del mapa del tiempo.
Y se han juntado el hambre y las ganas de comer. Por un lado, los unos que, tras la reconquista de ETB, sin pararse a analizar convenios que favorecían la colaboración entre gobiernos vasco y navarro, han preferido que desde la CAV se vea un aparente mapa unido de Getxo a Tudela antes que allí capten los canales de ETB. Por otro lado, los que lo sienten como "contrario a la realidad constitucional". ¡Qué más querían la Barcina y Cía. que una buena excusa para rasgarse las vestiduras y sentirlo como un atentado contra la voluntad política de la mayoría de los navarros!
Una sociedad donde muchos de sus ciudadanos, antes de fijarse en las nubes o en el sol del mapa, se fijan en el grosor de la línea que separa Laguardia de Estella o Irún de Biarritz, está, como diría un amigo, "tocada del ala". Y así nos luce el pelo.