Aunque históricamente su control haya sido y siga siendo uno de los motivos de guerra entre paises vecinos, ejemplo claro el de los altos del Golan, el derecho humano al agua y al saneamiento debe ser garantizado por los Estados al ser un elemento fundamental para el desarrollo integral de las personas y la erradicación de la pobreza.
El agua es un bien común que debe ser garantizado por medio de un servicio público de calidad que garantice su universalidad, la participación ciudadana en su gestión, el respeto al medio ambiente y la cooperación mutua. El agua nunca puede ser considerada como una mercancía a través de la cual obtener beneficios económicos.
Si no se garantiza la calidad del agua o el aprovechamiento adecuado de los riegos agrícolas, derechos como la alimentación están en riesgo. Una situación que se agrava en zonas especialmente vulnerables a los cambios climáticos. /www.noticiaspositivas.net/