El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

martes, 6 de octubre de 2015

La gaviota necesitará algo más que un dedazo

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El dedo sagrado de José María Aznar escogió a Mariano Rajoy como su sucesor por una razón principal: porque pensó que sería más dócil que Rodrigo Rato, el subcampeón en ese “pito, pito, gorgorito” con el que el amado líder se decidió entre los dos. Hubo más motivos: la posición de Rato tímidamente contraria a la guerra de Irak, su divorcio –Ana Botella es íntima de su exmujer–, y también que en un primer momento don Rodrigo le dijo a Aznar que no. Lo cuenta el expresidente en sus memorias: Rato no solo le rechazó, sino que también se lo contó a Pedro J. Ramírez, que lo publicó. Aznar no se lo perdonó, lo cual dice mucho del arbitrario método de selección y también sobre esos supuestos métodos democráticos que la Constitución exige a los partidos en su vida interna. DEDOcracia, es lo que entiende el PP. 

El dedo de Aznar proclamó a Rajoy y después se arrepintió. Y la ruptura de ambos, que es vieja, en estos últimos días ha ido a mucho más. Aznar está entregado al género epistolar, estilo Antiguo Testamento (carta del expresidente a los infieles). Mientras Rajoy, el del plasma, presume de que él dice las cosas a la cara (y en full HD).