¡Cuantas veces en la vida uno se da cuenta de que está en un error cuando mira a su entorno y se da cuenta de que está equivocado!
Te montas en el metro, echas la siestita, miras por la ventana y te has pasado de estación. Vas dando un paseo, te pones a hablar con alguien y te pasas de destino porque el placer de la compañía te ha hecho olvidar el destino. Vas al cine te encuentras con alguien en el pasillo y te despistas y te metes a ver una película que no era tu objetivo. En todos estos casos coincide que mirando el entorno te das cuenta de tu error, frenas, das marcha atrás y asunto arreglado. Puede haber mil casos, la mayoría de ellos pueden acabar con una sonrisa y no pasa nada.
Otra cosa en que te metas el lunes al parlamento y te pongas a coincidir en el voto con el trifachito de la plaza Colón. Eso si que no hace gracia. Y de inteligentes sería reaccionar a tiempo.
Otra cosa en que te metas el lunes al parlamento y te pongas a coincidir en el voto con el trifachito de la plaza Colón. Eso si que no hace gracia. Y de inteligentes sería reaccionar a tiempo.