Desde el momento en que el PP ha dispuesto a Cataluña como primer problema, a los dirigentes del PP se les llena la boca del concepto de igualdad.
Bien es cierto que se trata de la igualdad territorial y de la igualdad de derechos políticos y civiles.
Y nada dicen de la igualdad social o económica. Si hablasen de esta última, habrían de remitirse, por ejemplo, al reparto de impuestos, no solo a su rebaja, o profundizar en la lamentable situación en la que están dejando a la sanidad pública o a qué pasa con la educación.
Pero eso no toca. La recta línea del PP parece pasar exclusivamente por ganar las elecciones mediante el desgaste permanente de sus oponentes, sin asomar la patita de sus ideas.
Bien es cierto que se trata de la igualdad territorial y de la igualdad de derechos políticos y civiles.
Y nada dicen de la igualdad social o económica. Si hablasen de esta última, habrían de remitirse, por ejemplo, al reparto de impuestos, no solo a su rebaja, o profundizar en la lamentable situación en la que están dejando a la sanidad pública o a qué pasa con la educación.
Pero eso no toca. La recta línea del PP parece pasar exclusivamente por ganar las elecciones mediante el desgaste permanente de sus oponentes, sin asomar la patita de sus ideas.