En España, 2015 va a ser el año del cambio político e institucional. La incógnita es su profundidad, las características del nuevo ciclo sociopolítico y sus consecuencias sociales y económicas. Existen datos que vienen anunciando esta tendencia transformadora: fuerte desgaste del PP, falta de suficiente credibilidad del PSOE y amplitud de un electorado indignado con el ascenso del voto estimado a Podemos.
Ha entrado en declive el bipartidismo y la simple alternancia de la gestión gubernamental entre los dos partidos representativos del establishment, y se consolida una dinámica alternativa. Distintos estudios demoscópicos evidencian que hoy se daría un triple empate entre las tres fuerzas principales.
Sin duda existen obstáculos poderosos y grandes dificultades para un cambio político sustantivo. Pero el aspecto principal para avanzar hacia él y conformar gobiernos e instituciones de progreso, con suficiente representatividad, es la capacidad de las fuerzas alternativas para acertar en la orientación social, la vinculación con la ciudadanía crítica y la dinámica articuladora democrática. (Publico).
Y son cuatro posibles elecciones en 2015 las que, participemos en ellas o no, nos van a influir sensiblemente de alguna manera durante los próximos años:
-Las griegas de este mes.
-Las posibles catalanas de marzo.
-Las municipales y forales de mayo.
-Las generales de Noviembre.