Es terrible tener que reconocer como un acto de progresía
no taparse la cabeza delante de esta gentuza que,
además de radicalmente machista y troglodita
en fundamentalista y, eso sí, aparentemente,
radicalmente religiosa y fervorosa.
Ahora, eso sí, no hay huevos, para clasificarlos,
como al resto de personas y organizaciones,
cercanas al terrorismo y al desprecio olímpico a los DD.HH.