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Casablanca, como buena ciudad árabe, cuenta con su propia Medina, donde muy poco o nada está reservado al turista. Según el escritor Tahir Shah (autor de la aclamada Casa del Califa y residente en Casablanca), en esto radica su maravilloso encanto y por ello es uno de sus lugares preferidos para hacer la compra.
Para los menos aventureros, el barrio del Habbous, una suerte de medina construida según estándares europeos por los franceses en los años 20, es el sitio ideal para comprar aceite de argán, bolsos de cuero o babuchas.
El Mercado de las aceitunas es un verdadero placer para los sentidos. Pero si buscas un verdadero tesoro, volvemos a recurrir a Tahir Shah, quién asegura que en el mercado Soco de Moina en el barrio Hay Hassani es posible encontrar verdaderas joyas dejadas por los franceses tras el protectorado: muebles o cuadros testigos de una época dorada.