Lo que parece seguro es que Juan Carlos de Borbón tendrá que someterse a una prueba de ADN o afrontar un juicio. Al fin, porque las primeras demandas de estos dos supuestos hijos fueron rechazadas de plano; el rey era inviolable, incluso para un asunto que supuestamente ocurrió antes de que se convirtiese en jefe del Estado, que no afectaba a su función pública y que privaba de derechos básicos a otros ciudadanos. Ha tenido que abdicar Juan Carlos de Borbón para que un juzgado acepte al menos estudiar sus demandas. Aunque lo diga el rey por Navidad, la ley en España no es igual para todos.
Va camino de convertirse en una autocracia que impone la voluntad del presidente sobre todo, incluso sobre la justicia.
Ambos, Putin y Trump, son grandes colegas desde hace años, como hemos repetido algunos reiteradamente.
Y sus intereses no se dirigen prioritariamente al bienestar de sus ciudadanos.